Reseña: "El viaje de la libélula", Marta Gracia Pons

 
Si con El olor de los días felices ya me dije que Marta Gracia Pons iba a ser una autora a la que iba a seguir la pista, con El viaje de la libélula me ha quedado más que claro.

Nº de páginas: 464

Editorial: Maeva

Idioma: Castellano

Encuadernación: Tapa blanda

ISBN: 978-84-17708-90-0

⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆

Después de Agujas de papel y El olor de los días felices, la historiadora Marta Gracia Pons regresa con una novela protagonizada por dos mujeres orfebres de la reputada saga de los Amat que intentan abrirse camino en el oficio separadas por varias décadas.

En 1940, Blanca es la única heredera de una de las más prestigiosas familias de joyeros de Barcelona, la desaparecida joyería Amat, y la joven y su madre tratan de sobrevivir en plena posguerra. Blanca recibe unas joyas de estilo Art Nouveau diseñadas por su prima Elsa, de la que solo sabe que murió joven.

En 1905, Elsa cumple su sueño de aprender diseño de joyas en el taller familiar, pero nadie confía en sus diseños. Hasta que recibe varios encargos de Maxime Dumont, que trabaja para la compañía belga Congo Diamant en Amberes. 

Enamorada de Maxime, Elsa decide instalarse en esa ciudad para aprender de los mejores expertos en talla de diamantes. Le encargarán el diseño de una joya muy especial con un valioso diamante azul.

Marta Gracia Pons nos trae la historia de dos mujeres, Elsa y Blanca, que separadas por más de treinta años, luchan por sus sueños.

Blanca, tras la guerra civil, vive en una Barcelona donde los ciudadanos aún están lamiéndose las heridas. Malviven y salen adelante como pueden, algunos, como el gran amigo de Blanca, Roberto, lo hace poniendo su vida en peligro con el estraperlo, otros viven de la caridad de sus familiares, como Cesc, y otras, como la madre de Blanca, consiguen emparejarse con alguien que pueda mantenerlas y las agasaje con comida y regalos.

Por culpa de la guerra, Blanca tuvo que cerrar la joyería familiar pero ahora, ya terminada, empieza a sentir la necesidad de reabrirla y dedicarse a diseñar y hacer joyas que tanto le gustan. Pero no será tarea fácil en una sociedad que piensa que el mejor lugar de una mujer es estar cuidando de la casa y de la familia.

Un día, a Blanca le llegan desde Francia cinco curiosas joyas hechas en cobre que pertenecen a su prima Elsa, desaparecida hace más de 30 años y dada por muerta. Es entonces cuando sus ansias por saber qué fue de Elsa, le llevarán a investigar su pasado y a viajar a diferentes países de una Europa que está inmersa en plena Segunda Guerra Mundial.

Paralelamente a la historia de Blanca y sus vicisitudes por sacar adelante la joyería y conocer la historia de su prima, tenemos la historia de Elsa ambientada a principios del siglo XX. Una joven que lucha por cumplir su sueño de poder dedicarse a crear joyas diferentes a las que vende su familia en la Joyería Amat. Ella crea joyas imaginativas y ligeras, dotadas de colorido y movimiento y que, sin saberlo, son de estética Art Nouveau: libélulas, hadas y ninfas. Joyas que no serán apreciadas por su círculo pero sí por un desconocido, Maxime, que será quien la anime a perseguir su sueño.

Podría seguir así, explicándoos el libro, hasta contaros el final porque he disfrutado tanto de la lectura que me encanta hablar de ella. 

En El viaje de la libélula, volvemos a encontrarnos con mujeres fuertes, decididas y adelantadas a su tiempo. Luchan por sus sueños sin importarles el qué dirán, ni sentirse presionadas por las normas de la sociedad que les ha tocado vivir.

Igual que comenté con la protagonista de El olor de los días felices, aquí en el caso de Blanca, su independencia, su valentía y su coraje rayan en la cabezonería y en la inconsciencia ya que llega a poner en peligro la vida de los que la rodean con tal lograr las respuestas que tanto ansía. La verdad es que, en más de una ocasión, el personaje de Blanca no me caía bien. Por ejemplo, critica a su madre por estar con Mauricio, afín al régimen franquista, a cambio de ciertos beneficios, pero en realidad ella no hace nada para evitarlo, de hecho también se beneficia de esa unión; se olvida de sus amigos cuando se lo está pasando bien y tiene la vida resuelta. Por otro lado, si lo pensamos detenidamente, que un personaje tenga aspectos que no te gustan, que no sea tan perfecto y cometa errores, es lo que hace que sea más real, más creíble.

Los personajes están presentados tan bien que Marta logra que un personaje afín al régimen franquista y algo machista (bastante) termine cayéndome bien y eso no me lo esperaba.

Normalmente, cuando una novela narra dos historias paralelas (en este caso ambientadas en diferentes épocas) suelo decantarme más por una de ellas. Siempre hay alguna que me gusta más, con la que disfruto más. Sin embargo, en El viaje de la libélula soy incapaz de decirme por ninguna. Ambas me han encantado y me han tenido atrapada.

Como estamos hablando de una novela de Marta Gracia Pons que es historiadora, creo que sobra decir que la novela está muy bien documentada y que sabe perfectamente cómo trasladarnos a la época descrita para que podamos hacernos una idea perfecta de la situación: costumbres, moda, arte, política... 

Y llegados hasta este punto ¿Qué creéis, que recomiendo o que no recomiendo su lectura? ¡Claro que sí! Recomendadísima. De hecho, me encantaría que mis compañeras del club de lectura "El placer de Leer" la leyeran para poder comentarlo todo con ellas, y hablar de los diferentes personajes (aquí no os he hablado de Maxime, Conrad y Helena Meyer, Mauricio, Lina Dumont, Karl Bauer o de Leopoldo II de Bélgica y Varonesa Vaunghan que son todos personajes muy importantes para el desarrollo de la novela).

Y como no quiero irme de la lengua y destriparos algo importante de la historia, (de verdad que me estoy mordiendo la lengua para no seguir hablando de lo que he sentido y me han parecido cada uno de los personajes), os dejo aquí enlace a los primeros capítulos y me despido ni sin antes volveros a recomendar esta novela que estoy segura que os gustará.

Besotes y Felices Lecturas