Los que me seguís por Instagram sabéis que este fin de semana sufrí una gran pérdida. Thor, mi querida cobaya y fiel compañera de lecturas, nos dejó. Quizá no entendáis que una cobaya pueda sumirnos en la tristeza en la que estamos en casa, pero es así. Durante estos cuatro años, formó parte de nuestra familia, para nosotros era uno más: todo el día con él, dándole achuchones, besitos, mimos sin parar... Y en mi caso, no había lectura en la que no estuviese a mi lado.
Justo de la novela de la que hoy os vengo a hablar, Vosotros, los que entráis de Pedro J. Marín Galiano, es la última que leí con él a mi lado y, simplemente por eso, ya es especial para mi.
Editorial: Ediciones Azimut
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788412111286
⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆⇆
Fray Martín Escribano, alentado por un sacerdote de la Compañía de Jesús y a causa de unos motivos que, inicialmente, este no quiere desvelarle, se dirige a Villa Miranda: una antigua finca habilitada como negocio de hospedería y ubicada en los montes de Costablanca. A su llegada, un coche patrulla aguarda junto al portón principal a fin de aclarar lo que, aparentemente, se percibe como un fatal accidente.
Sin embargo, a lo largo de los días, pequeños detalles del entorno y de sus habitantes, muchos de ellos triviales e irrisorios, irán conformando una inesperada trama en la que tanto lo policial como lo extrasensorial convergen: no solo los particulares, y a veces inexplicables, sucesos acaecidos en aquella casa ubicada en la zona más agreste y solitaria de la sierra, sino también el concreto ministerio eclesiástico que, desde hace años, tomó a su cargo fray Martín Escribano.
Accidentes inesperados, crucifijos que desaparecen y el Infierno de Dante como telón de fondo envuelven una historia que, modulando los clásicos parámetros de la novela negra, nos incita a traspasar los linderos que nos protegen de lo sobrenatural.
En esta novela, acompañaremos a Fray Martín Escribano, jesuita en pleno proceso de exclaustración (es decir, que se está planteando sus votos). Este recibe la solicitud de un amigo de hospedarse durante un tiempo, con los gastos pagados, en una hospedería de los montes de Costablanca, simplemente para que observe lo que allí ocurre. Ya le será revelado en su preciso momento el por qué.
Cuando llega se encuentra con una agradable casa regentada por un buen matrimonio, una joven y agraciada recepcionista y con tan solo dos huéspedes y la sobrinita de la dueña de la hospedería. Es época baja y el ambiente es tranquilo y distendido.
Pero lo que empezó como una estancia tranquila, relajada y en un ambiente de buena armonía irá cambiando y enrareciéndose hasta convertirse en un ambiente lúgubre y tenebroso.
¿Será la muerte del jardinero fruto de un simple accidente o tendrá un origen mucho más oscuro de lo que parecía a simple vista?
Y así, pasito a pasito, iremos descubriendo con Martín que el Mal se agazapa y nos acecha y que nuestros propios temores y culpas son los que nos hacen débiles y ser un objetivo fácil ¿Podrá Fray Martín superar sus miedos y ganarle la batalla a la personificación del Mal?
¿Novela negra? ¿Novela de terror? Pues la verdad es que yo casi diría que es más
novela de terror gótico, donde
los susurros, la niebla, la luz, la sensación de que hay algo que nos observa pero que no vemos... es tan importante o más que la propia historia. El
ambiente que va poco a poco volviéndose más claustrofóbico, oscuro, tenebroso...
Sensaciones que logran que los pelillos de la nuca se nos pongan de punta y sintamos, casi, que alguien está a nuestra espalda, respirando, observándonos, maquinando...
La historia me ha gustado muchísimo, los personajes (ay, Fray Martín, qué hombre más bueno y maravilloso), la ambientación, el lenguaje... ¡Todo! Pero sobre todo destaco esa sensación, ese miedo que va calando poco a poco, sin grandes sustos pero que se mete y te pone la piel de gallina y te hace tragar con dificultad. Eso, justo eso, es lo que ha hecho que no pudiese soltar la novela aunque fuesen las tres de la madrugada y todo estuviese a oscuras y en silencio a mi alrededor (eso sí, tapadica con una sábana y la espalda a cubierto).
También
la parte de novela negra es muy interesante. Con el carismático policía y su ayudante. Pero lo dicho,
es el miedo atávico, hondo, lo que más me ha impresionado, el que ha dejado el poso en mi. Y es que, al fin y al cabo, hay muchas novelas negras con miles de crímenes más sangrientos y llamativos que el de
Vosotros, los que entráis, pero ¿novelas que te pongan los pelillos de punta por el miedo? ¡Ay, no! De esas hay menos.
Besotes y Felices Lecturas
Para mí lo mejor de esta novela, es la reflexión que hace sobre el mal, fue lo que más poso (como tú dices) dejó en mí.
ResponderEliminarPor cierto, por aquí también vivimos enamorados de nuestra cobaya, León.
Saludos y felices lecturas.