¡Buenas tardes!
Así se presenta la novela de la que os voy a hablar hoy:
"Seis personas recobran el sentido en un lugar que no conocen, confusos y maniatados. Su secuestrador, un niño de seis años acompañado de una mujer asiática, desgrana poco a poco su pasado, mostrando las peculiaridades de cada uno y el extraordinario nexo común que les ha llevado allí, hasta alcanzar el final que motiva su reunión.
En una historia donde lo importante es la reacción de cada personaje al poder excepcional que desarrolla, el narrador presenta un relato de relatos donde siete personas normales dejaron de serlo sin previo aviso y lucharon por integrar sus cualidades sobrehumanas en la cotidianidad de su existencia."
Comenzamos la novela metiéndonos en la piel de un hombre que se despierta aturdido y maniatado en mitad de la oscuridad. No sabe dónde está. Solo sabe que no está en su cama donde se quedó dormido. Llama, pregunta si hay alguien pero no le contestan. Cada vez está más confuso... ¿Puede ser que haya oído algo? ¿Hay alguien más con él? Sí, pero no es un única persona. Son cinco más, también atados como él. Todos están atados a unas cruces, algunos despiertos otros aún sedados. Seis personas que, a simple vista, no tienen nada en común. A simple vista...
Se abre la puerta y entra un niño de seis años acompañado por una mujer asiática. Este niño viste como un niño, anda como un niño pero habla y se comporta como un adulto. Poco a poco éste va presentando a cada uno de los "crucificados", va ir desgranando sus vidas, desnudando sus almas, revelando sus más oscuros secretos y anhelos... Nos va a demostrar que, después de todo, sí que tienen algo en común. Todos son únicos, especiales y por eso mismo, desgraciados e infelices. Y ese niño de seis años que los ha secuestrado y atado va a ser su salvador ... si ellos se dejan.
Cuando Roberto García me hizo llegar su novela y leí la sinopsis, lo primero que me vino a la cabeza (y supongo que a muchos de vosotros también) fue "¿Saw?" "¿Voy a leer una novela como la famosa serie de películas de "Saw"?" Y la cogí con un poco de miedo porque torturas, sangre y muerte no era lo que me apetecía. Pero no me encontré con eso. No. Me encontré con una novela que habla de personas con un don especial (poder volar, la invisibilidad, una enorme fuerza, velocidad ultrasónica...) ¡guau! ¿Quién no ha soñado alguna vez con tener algún poder así? ¡Sería increíble lo que podríamos hacer! ¡Qué felicidad!... ¿Estás seguro? ¿Realmente un don así podría darte todo lo que te falta? ¿o te haría más daño? ¿Sabrías utilizar ese poder para el bien? ¿O lo usarías en tu provecho? ¿Matarías con ese poder o salvarías a la gente?... Y es que a veces, ser diferente, no es lo mejor.
He de reconocer que leyendo a autores noveles como Roberto García me estoy encontrando con pequeñas joyas (bien escritas, bien planteadas y entretenidas). Porque sí, me ha gustado, y mucho, esta novela aunque... sí, hay un aunque... el final me ha dejado un poco con cara de tonta... O más bien la sensación ha sido muy parecida a cuando te estás comiendo un donut (de chocolate si es posible) y justo cuando vas a comerte el último trozo, se te cae. Te quedas con la cara de "¿Y ahora qué hago?" Y tienes la sensación de que te falta algo, que no has terminado de comer y no estás satisfecha Pues sí, eso me ha pasado. No sé si el autor ha dejado el final abierto para una segunda parte o lo ha dejado así, en suspense, para que nosotros los lectores continuemos la historia en nuestra cabeza (yo le estoy dando vueltas a ese enigmático final).
Os recomiendo su lectura porque a mí me gustan mucho este tipo de novelas en las que cada personaje tiene su propia historia dentro de la historia general.
Explicada así tiene buena pinta, tendré en cuenta el blog del autor para cuando ande algo más desahogada de cositas pendientes. Gracias por traer algo ¡nuevo!. Besos,
ResponderEliminarDe nada Uriska.
EliminarComo he dicho, con los autores noveles estoy descubriendo pequeñas joyas.
Si lo lees, ya me dirás qué te parece.
Besotes
Muchas gracias por tu lectura y tu reseña. Sin blogs como el tuyo los novatos tendríamos muchas menos posibilidades de acceder a la gente que puede llegar a leernos. Un abrazo. Roberto
ResponderEliminarGracias a ti Roberto por enviarme tu novela y haber podido disftutar de ella.
EliminarBesotes
A mí también me la hizo llegar. La tengo en el portátil y espero poder leerla durante este mes de diciembre o en enero. Tiene muy buena pinta :)
ResponderEliminarUn beso shakiano!!
Cuando la leas ya me darás tu opinión.
EliminarBesotes
Pues tiene buena pinta, a mi también me gustan las historias de historias asíq ue me paso por el blog ahora mismo!
ResponderEliminarBesos y gracias por el descubrimiento
Pues me han dado ganas de leerlo, eso que uno se despierte y se encuentre en un lugar extraño, un niño de 6 años y una mujer una mujer asiática, que todos tienen una historia y en común, es que me intriga la novela!
ResponderEliminarHay algunos libros que el final me a dejado con cara de...ya? y quieres que el libro no haya acabado.
Me paso por el blog.
Besos :)
Acabo de terminar la novela.
ResponderEliminarReconozco que si me hubiesen dicho que leería una novela en la que salen una serie de personajes con super poderes y que además es una autoedición, habría contestado sin dudar que depende de cuánto me hubiesen pagado. No soy un lector fácil. Si no me engancho en las primeras cinco páginas no sigo perdiendo mi tiempo. Hay muchas cosas buenas por leer.
Una vez más, constato que la necedad de los prejuicios nos ciegan y nos hacen pasar de largo ante múltiples oportunidades.
He disfrutado con cada una de las páginas de “Siete cruces”. Cada uno de los relatos tiene una entidad narrativa propia y autónoma y se construyen entre sí, deviniendo un bestiario fantástico, un catálogo detalladísimo de las miserias humanas en sus vertientes más sórdidas. Roberto García tiene la rara habilidad de bucear en las mentes de sus personajes para hacerles un fascinante retrato hiperrealista, y mostrárnoslo como una galería de espejos que nos enseñan sin tapujos todos nuestros miedos, todas nuestras horrorosas posibilidades de evolución.
Cada relato es una joya en sí mismo, que adquiere más valor cuando se engarzan juntas. Podemos sufrir con los personajes percibiendo cada olor, cada sentimiento, cada vergüenza, como si los sufriésemos en nuestro propio pellejo. Podemos empatizar con el ser más abyecto porque a pesar de sus poderes ―dato anecdótico―, es más fuerte su debilidad. Hasta el final no sabemos cuál es el verdadero vínculo entre los personajes. No nos importa, mientras avanzamos en la lectura sabemos que sólo tendrá importancia como excusa formal para dar coherencia al texto como unidad.
Como debe ser en cualquier texto dramático, tiene un contrapunto humorístico que le da sabor, como la pizca de sal que los grandes chefs incluyen en sus postres dulces.
La novela “Siete cruces” hubiera merecido ser editada por quien hubiese podido asegurar una amplia difusión. Es de lamentar que el panorama editorial de nuestro país esté conformado como una isla con lindes infranqueables, que se retroalimenta constantemente de su cadena producción-promoción. Pero esto no es nada nuevo. Desde hace mucho tiempo, el arte y el mercado son caminos que no siempre se cruzan.
Me siento obligado a agradecer a Roberto García el haber escrito esta novela con la que he pasado unos ratos estupendos, y quedo a la espera de sus próximos escritos.